domingo, 4 de abril de 2021

EL DESTINO DE LOS OTROS

 

UN CARNET DE BAILE
(Un carnet du bal)
1937. Julien Duvivier.

         La joven viuda Christine (Marie Bell), mientras se deshace de objetos y ropa de su difunto marido, encuentra el carnet que utilizó en su primer baile a los 16 años. Recuerda la fiesta con sus valses y los vestidos blancos. Fue hace veinte años, cuando conoció a quien sería su marido. Al releer los nombres de quienes fueron sus parejas esa noche, y debido a su pena, surge el anhelo de saber qué ocurrió con sus vidas por lo que decide emprender un viaje de búsqueda, de confrontación con el pasado. Así, irá localizando a aquellos hombres y conocer lo que les concedió el destino en los veinte años que han transcurrido desde entonces. El primer nombre, el de Georges Audié, viene a ser también una gran tristeza. La recibe su madre Marguerite (Françoise Rosay) quien le informa que pronto volverá. Durante su conversación, Christine se da cuenta de que ha enloquecido porque la misma noche del baile, decepcionado por su rechazo, Georges se suicidó. 

Françoise Rosay


Louis Jouvet

         En sus siguientes búsquedas, Christine reencontrará a Pierre (Louis Jouvet) quien es dueño de un cabaret pero también ladrón; Alain (Harry Baur) es un sacerdote dedicado a los niños humildes; Francois (Raimu) es el alcalde de un pueblo que está a punto de contraer matrimonio con una fiel sirvienta; Eric (Pierre-Richard Willm) es ahora guía e instructor de esquiaje sobre nieve, soltero entregado a su profesión; Thierry (Pierre Blanchar) es un médico en desgracia, epiléptico, dedicado a la práctica de abortos, casado con una mujer que lo ama pero que le destruye emocionalmente; luego aparece Fabien (Fernandel), ahora peluquero de prestigio, casado, con hijos, quien la lleva al lugar donde fue el primer baile pero donde ahora las cosas son diferentes. En su última búsqueda, se encuentra con Jacques Dumbreval (Robert Lynen),  joven adolescente, hijo de quien fuera su pareja de baile que lo ha dejado solo y en la miseria. Christine, como acto purificador, decide llevarlo consigo y adoptarlo. La viuda se da cuenta de que solamente se ha encontrado con la miseria y la tristeza por lo que revalora el rumbo que tomó su propia existencia.

 Harry Baur


Raimu

         La locura de la madre de Georges se conecta con la decepción del alcalde cuyo hijo adoptivo resultó ser un pillo sin escrúpulos o con el sacerdote devoto de una vida monacal por decepciones en su vida civil; con el cinismo del ladrón acostumbrado a la mala vida y a los actos delictuosos; con el instructor de esquí, sin carácter, cohibido ante la presencia de la bella viuda; con el médico enfermo y moralmente muerto, protegido por el desprecio de su esposa; con el peluquero que la devuelve a la realidad porque al llevarla al lugar del primer baile, le hace tomar conciencia de los engaños de la memoria: lo que ella había recordado inicialmente como gran salón donde volaban los vestidos vaporosos, en realidad es un espacio común, ya venido a menos, donde la etiqueta es lo menos que se respeta. La cinta viene a ser una valoración de la vida tal como sucede. A la aceptación del destino personal. Christine, decepcionada por su viudez, tal vez por algún problema sentimental con quien fuera su marido, intenta, aunque sea con el paso del tiempo, pretextos para la autocompasión, para justificar lo que quizás pensó como infelicidad, ahora complementada por la soledad. Qué hubiera sucedido si alguno de esos hombres rechazados habría sido su marido.

 Pierre-Richard Willm


 Pierre Blanchar

         Duvivier, junto con los otros grandes del cine francés de los años treinta (Renoir, Feyder, Clair, Carné, L´Herbier), fue el impulsor del realismo poético: un cine pleno de lirismo interno, aunque directo en la presentación de los hechos. Esta cinta episódica (basada en una novela de Giraudoux) daría lugar más adelante a dos de sus producciones en Hollywood (Seis destinos, 1942, para la Universal, Carne y fantasía, 1943, para la Fox) donde se conjuntaban varias historias en una sola película, con repartos multiestelares. En este caso, Duvivier reunió a los más grandes actores del cine francés: Louis Jouvet, una leyenda de la escena que alcanzó grandes triunfos en el cine, o Raimu y Harry Baur, veteranos comediantes que ofrecieron cátedras de actuación, o quien sería un cómico emblemático como Fernandel.

 Fernandel


El maestro Julien Duvivier

         Julien Duvivier (1896 – 1967) había comenzado en el cine silente alcanzando grandes éxitos. Su primera cinta sonora, David Golder (1930), retrato de un empresario sin escrúpulos cuya esposa le hace ver su suerte al dilapidar su fortuna, basada en una novela de Irène Némirovsky, tuvo tanto éxito que le permitió continuar con una carrera plena de prestigios. En 1937 también filmó Pépé le Moko cuya taquilla internacional le llevó hasta Hollywood donde permanecería durante la guerra. Al retornar, con su prestigio dañado por la ausencia, alcanzó otro éxito con Panique (1946) que le devolvería al gran público y continuaría así hasta el fin de su vida: en 1967 fallecería a consecuencia de un choque automovilístico, cuando todavía estaba vigente. Su última cinta Satánicamente tuya (1967) con Alain Delon, exhibida con retraso en México, demostraría su valor hasta el final. Como ha sucedido en otros países, la revaloración crítica por el paso del tiempo, ha concedido a Duvivier su verdadero lugar.



19 CORTOMETRAJES DE LA NUEVA OLA FRANCESA

  CERRANDO CICLOS 19 CORTOMETRAJES DE LA NUEVA OLA FRANCESA (19 courts métrages de la Nouvelle Vague) Doriane Films, Francia, 2018. Pal, DVD...