sábado, 23 de octubre de 2021

RÍO LOBO (1970) - HOWARD HAWKS

RÍO LOBO
1970. Dir. Howard Hawks.

         En vísperas del fin de la Guerra Civil, el coronel McNally (John Wayne), de las fuerzas norteñas, se enfrenta con el capitán Cordona (Jorge Rivero), su enemigo confederado, ante el cuarto robo de un cargamento de oro. Debido a este incidente, fallece uno de sus amigos cercanos y promete vengarlo. Terminada la guerra, McNally une fuerzas con Cordona para encontrar al traidor que había pasado la información a su bando. Para ello, deberán dirigirse hacia el pueblo de Río Lobo, en Texas, donde hay un grav)e problema porque sus habitantes están siendo acosados por un terrateniente que ha impuesto autoridades y está despojando propiedades. Ambos personajes, junto con una mujer que también ha sido víctima de la injusticia del lugar… Howard Hawks filmó su última película utilizando elementos de anteriores cintas, siempre cuidando las convenciones del género del oeste. John Wayne, cuando recibió el guion que le mandaba Hawks, le respondió que no necesitaba leerlo porque ya lo había filmado dos veces. Igual que en Río Bravo (1959) o en El Dorado (1966), hay un par de hombres que busca eliminar los abusos de autoridad o la implacable corrupción.

         Hawks mantiene el sentido moral: al reencontrar McNally a su anterior enemigo Cordona, en tiempo de paz, le dice que la pelea era una cuestión de honor, pero la revelación de los cargamentos había sido una traición. Así se establece que la guerra es una defensa, idealmente, de honra y derechos humanos, sometida a reglas éticas y dignas (algo que Kubrick exploró en Senderos de gloria, Espartaco o Dr. Insólito, acercándolo al sentido narrativo de Hawks). Los elementos narrativos son muy conocidos: el cacique autoritario, el sheriff impuesto, la población sometida, la joven mujer víctima o acosada y, sobre todo, el héroe (o los héroes) que llegan para colocar todo en el orden natural de las cosas. Río Lobo puede verse como el resumen del género en el cine del maestro Hawks. Fue su quinta colaboración con Wayne, además de la cuarta con la guionista Leigh Brackett. Y cerró su carrera cinematográfica iniciada en 1926 con El camino de la gloria. Las secuencias de acción son imponentes y están muy bien filmadas: el robo al tren, inicial, es realizado con mucho ingenio y buena fortuna por parte de los confederados. Los enfrentamientos con pistola y rifle mantienen esa apertura de paisaje, donde todo puede suceder: esquivar balas que a primera vista tienen blancos seguros o utilizar un silbido para ofrecer alerta de reacción. Hay mucho espacio abierto.

         Filmada en Arizona, Morelos y Sonora, la cinta integró a Jorge Rivero (1938), quien ya había figurado en otra producción de Hollywood (Soldado azul, 1970, Ralph Nelson) interpretando a un nativo norteamericano. Así, Rivero tuvo su mayor oportunidad internacional, que más tarde le llevaría a filmar en Italia y España, además de otras intervenciones norteamericanas o en coproducción. A pesar de su imponente físico y su 1.87 de estatura, es curioso notar cómo aparece pequeño ante el alto y grueso Wayne (que solamente le sobrepasaba 6 centímetros), pero que deja notar la diferencia entre una estrella establecida, consciente de su estatus como fuerza mayor y hegemónica en Hollywood. Rivero interpreta a un hijo de madre francesa y padre mexicano, natural de Nueva Orleans. Por desgracia, no se nota la química que existe entre Wayne y Dean Martin (Río Bravo) o Wayne y Robert Mitchum (El Dorado). Atractivo, resulta frío. En su rol de galán, blando. Cumple sin trascender: hizo muy bien en permanecer como estrella en México, dentro de un sistema menos avasallador y espectacular en su alcance.

         En el caso de las actrices, aparece la mexicana Susana Dosamantes, cuya mayor cualidad era hablar inglés. El productor Arturo Ripstein, en sus memorias Churubusco Babilonia (El Milagro-Imcine-Alameda Films, 2007) comenta que para Los recuerdos del porvenir (Arturo Ripstein, 1968) necesitaban a una jovencita para un papel. La actriz Kikis Herrera Calles les recomendó a una chica que trabajaba en el aeropuerto y quería entrar al cine. Así, a sus 19 años, la Dosamantes inició una carrera más bien basada en su personalidad que en su talento histriónico. Por otro lado, estaba Sherry Lansing, joven actriz que solamente hizo dos películas, otros papeles pequeños, y varios episodios de televisión, antes de retirarse e iniciar una exitosa carrera como productora (fue jefa de la Columbia, la Fox y la Paramount, nada menos): aquí aparece como Amelita, víctima del sadismo del sheriff Hendricks (el ex Tarzán, Mike Henry, fallecido este año) quien le marca el rostro dejándole una fea cicatriz. Y finalmente, Jennifer O’Neill, otra víctima que se tornará en la esperanza amorosa del personaje de Cordona, en su primer rol estelar, pero quien al año siguiente encontrará el papel que la lanzaría a la internacionalización: Verano del 42 (1971, Robert Mulligan), ya que aparecería en la última cinta de Visconti (El inocente, 1976) y posteriormente con Fulci, Cronenberg, Zampa o Thompson.

 El director Howard Hawks (1896 - 1977)

         Río Lobo cierra la herencia fílmica que nos legó Howard Hawks. Si no es su mejor película, tiene fuerza, emoción, sentido moral y mucha dignidad. Sobre todo, como sucede con cualquier película del maestro Hawks: es entretenimiento inteligente, masculino en el mejor sentido de la palabra, universal en sus alcances.



 

martes, 19 de octubre de 2021

EL ROSTRO IMPENETRABLE (1961) - MARLON BRANDO

 EL ROSTRO IMPENETRABLE
(One-Eyed Jacks)
1961. Dir. Marlon Brando.

         Luego de que en 1984, Paramount editara un láserdisc de esta película, la cinta pasó al dominio público. A partir de entonces, surgieron muchos dvd de la cinta cuyas fuentes eran copias positivas con cortes, colores deslavados o pésimo sonido. Uno tenía que buscar la mejor versión para tratar de recuperar el perdido esplendor, aunque jamás de manera satisfactoria. Por fortuna, la compañía Criterion lanzó al mercado una versión restaurada, con corrección de color y sonido, en Blu-ray, que nos permite recuperar la magnificencia visual y la propuesta intensamente dramática de la película. Nunca ha sido claro el motivo por el cual la película pasó al dominio público: ni la Paramount, coproductora con Marlon Brando registró o renovó su propiedad intelectual, ni al actor le importó regresar a ella. Los negativos eran propiedad de Paramount, pero con el paso del tiempo, la Universal, en una de esas compras de compañías, adquirió los acervos de la Paramount desde sus inicios hasta 1948, y por eso, aparece su logotipo de entrada, rechazando por completo al estudio original.

         En 1956, Brando conformó su propia compañía productora, bajo el apellido de soltera de su madre, Pennebaker. Anunció que le interesaba la realización de una cinta del oeste, género aceptado por el público y que, en los últimos años, había producido verdaderas obras maestras que mezclaban la psicología con la acción, cumpliendo con sus convenciones (Más corazón que odio, El último tren). Luego de un par de novelas posibles, además de la intervención de guionistas importantes (Niven Busch, Rod Serling, sobre todo Sam Peckinpah) y posibles directores, entre ellos, Stanley Kubrick, luego del éxito de Casta de malditos y La patrulla infernal. Al no estar de acuerdo éste con Peckinpah, dejó la producción, y la Paramount, preocupada por el paso del tiempo (ya habían sido 2 años de preparación), contrató a Calder Willingham y Guy Trosper. La cinta está basada en una novela de Charles Neider (La auténtica muerte de Hendry Jones) que en realidad se basaba en la rivalidad entre Pat Garrett y Billy the Kid, aunque bajo nombres y algunas circunstancias ficticias. Sam Peckinpah filmaría su propia versión en los años setenta (Billy the Kid, 1973).

         La filmación inició en diciembre de 1958 en Carmel, California, cercana al mar. La cinta ofrece un escenario poco utilizado en el género: en lugar de los amplios valles floridos, están los primitivos pueblos cercanos a las costas californianas, aunque al inicio hay escenas en lo que sería el desierto mexicano. Luego de altibajos, la filmación seguiría hasta mitad de 1959. Posteriormente, ya que Brando había filmado un millón de pies de película, llegó la etapa de edición que duraría otros seis meses. En 1960 se tuvieron que volver a filmar algunas escenas que faltaban. El corte final de Brando duraba cerca de cinco horas. La Paramount lo redujo a 140 minutos que es la versión estrenada a principios de 1961 y que es la que conocemos.

         El rostro impenetrable narra la traición de Dad Longworth (Karl Malden) hacia su compinche y protegido Río (Marlon Brando) cuando parte a conseguir unos caballos para escapar mientras que Río es rodeado por federales. Es Sonora en 1880 y ambos han robado un banco. Dad decide irse con el botín y Río es capturado. Cinco años más tarde, Río escapa de la cárcel junto con su compañero Chico (Larry Durán). Preguntando en su camino, Río se entera de que Dad es ahora el sheriff del pueblo de Monterey. Junto con otros ladrones, Río planea robar el banco de dicho lugar, pero antes de hacerlo, va a visitar a Dad, quien se sorprende y le cuenta una mentira acerca del motivo de haberle abandonado. Dad se ha casado con María (Katy Jurado), una viuda mexicana con su hija Luisa (Pina Pellicer), a la cual Rio pretende seducir y dejar luego del robo del banco. Suceden giros inesperados tanto emocionales como en los planes establecidos.

         La cinta es riquísima en interpretaciones y sutilezas. El personaje de Río es complejo: su relación casi filial con Dad (de hecho, el nombre lo implica) tiene implicaciones homoeróticas, con sustitución de afectos. Dad, luego de mostrar esa faceta de complicidad, decide abandonar a Río a su suerte, para que, al volver a verlo, derroche mentira. El principal intento de Río para alcanzar su venganza es la posesión de Luisa, hijastra querida como propia, para abandonar con la deshonra. La relación perversa entre los dos hombres deviene placer sadomasoquista que solamente podrá resolverse con un enfrentamiento final. A Río lo hemos visto intentar la seducción de una dama mexicana a la cual regala una joya: cuando el azar interrumpe sus fines, habrá que recuperar la alhaja. No obstante, un hecho inesperado, el embarazo de Luisa, hace que el hombre recupere su equilibrio emocional.

         El título original “One-Eyed Jacks” significa alguien con dos caras, como en una baraja española donde los príncipes se complementan como dos mitades. Así son Río y Dad: aventureros que se brindan una amistad de palabra, no de hecho. El reencuentro es con base en una mentira narrada por uno mientras que el otro conoce la verdad. Río es un tenorio amoroso cuya verdadera faceta emerge cuando no ha conseguido su objetivo, pero también si lo consigue. Un juego de apariencias con personajes que son falsos: solamente la revelación del amor será la que redima a uno de ellos.

         Marlon Brando tenía 34 años al inicio de la filmación. Sus problemas personales (matrimonio, divorcio) repercutieron emocionalmente y en su físico. Ya no tenía el cuerpo seductor y apetitoso de Un tranvía llamado deseo (1951). Su tendencia a engordar provocaba altibajos y hay secuencias en los cuales se nota más obeso en contraste con otras. Sin embargo, ahí estaba el magnetismo, esa cualidad que poseen solamente ciertas personalidades. Con los años perdería todo el atractivo físico y se convertiría en inmensa bola de grasa… ¡Ah, pero la leyenda ya se había conformado! No volvería a dirigir ninguna película.



 

19 CORTOMETRAJES DE LA NUEVA OLA FRANCESA

  CERRANDO CICLOS 19 CORTOMETRAJES DE LA NUEVA OLA FRANCESA (19 courts métrages de la Nouvelle Vague) Doriane Films, Francia, 2018. Pal, DVD...