EL PRESTAMISTA
(The Pawnbroker)
1964. Dir. Sidney Lumet.
La
octava película del maestro Lumet (luego de joyas como Doce hombres en pugna,
1957 o Largo viaje del día hacia la noche, 1962) viene a ser la
primera producción norteamericana que analiza las consecuencias personales de
los sobrevivientes del Holocausto. En el cine, anteriormente estaba El
diario de Ana Frank (Stevens, 1959), narración sobre las experiencias durante
la invasión nazi o Juicio en Nuremberg (Kramer, 1961) donde las víctimas
aparecían como testigos, pero sin que se incidiera directamente sobre sus
existencias en su presente. Aquí tenemos a un hombre que perdió a todos los
seres que amaba, fue testigo de injusticias y humillaciones, y ahora, veinte
años más tarde, sufre la culpa de haber sobrevivido. Por lo tanto, se ha
cerrado a sentimientos y cumple con seguir adelante, recordando, siendo
insensible.
Sol Nazerman (Rod Steiger, como siempre, intenso y fiel representante del Actors Studio) posee su establecimiento de préstamos y le apoya el joven puertorriqueño Jesús (Jaime Sánchez), quien le admira y le exige que le enseñe el oficio. Sol tiene años de utilizar su negocio como frente para lavado de dinero de un poderoso hampón gay, Rodríguez (Brock Peters). Su existencia sufrirá un rudo golpe al enterarse de los giros laborales en que se mueve su socio (burdeles), donde la explotación de las personas equivale a lo que, en su momento, sufrió por su etnia judía durante el nazismo. Jesús, enojado ante la indiferencia absoluta de su ídolo, decide traicionarlo, incitando a un trío de vividores para que roben su caja fuerte. Les pide, solamente, que no haya violencia ni disparos. Durante el robo, amenazado por uno de los ladrones con una pistola, Jesús interviene para evitar una tragedia, pero a cambio es él quien recibe un balazo mortal. Sol, en ese momento, reacciona: hay bondad en el mundo y, sin imaginarlo, existía quien le ofrecía su amistad y respeto.
El maestro e ídolo del joven empleado
La
novela en que se basaba, escrita por el genial Edward Lewis Wallant (1926 - 1962, fallecido prematuramente por un aneurisma), había sido publicada
en 1961. Luego de varios intentos para adaptarla al cine, donde uno de los
posibles directores era Arthur Hiller (quien se haría muy famoso por Historia
de amor, 1970), finalmente el productor Ely Landau (quien ya había
producido Largo viaje…), le ofreció el proyecto a Lumet. Un blanco y
negro contrastante, que refleja la vida cotidiana en el barrio de Harlem, gracias
a la cámara de Boris Kaufman (en su quinta cinta con Lumet), sirve como marco y
escenario de esta historia. El personaje de Sol vive en Long Island, ha podido
reunir una considerable fortuna gracias a su oficio porque su objetivo es el
dinero: nada más hay en la vida, de acuerdo con su amarga realidad.
La
cinta va presentando a los diversos personajes que se acercan al prestamista
quien ofrece siempre cantidades mínimas. Ya sea por necesidad de subsistir, o
para conseguir la droga, o para platicar algo (aunque sin respuesta de Sol), su
presencia da idea de lo que acontece alrededor del prestamista, siempre encerrado
en sus tristes recuerdos y en su rudeza. La llegada de una trabajadora social
que solicita su apoyo económico y amistad, simplemente refuerza más la
distancia que hay entre Sol y la especie humana. Una secuencia en el Metro neoyorquino
permite que Sol recuerde cuando viajaba hacinado en el tren que le conducía a
Auschwitz, con una consecuencia brutal. Steiger ofrece una actuación contenida
en estos momentos. Luego, cuando ya no hay posibilidad de engañarse
personalmente y la realidad se le presenta con crueldad, surgirá el ser humano,
con toda la ira contenida, y el estupor de comprobar que ya es demasiado tarde
para componer, de alguna forma, su supervivencia, darle sentido, disfrutarla
ante el triste destino.
En
un tiempo cuando se estaba luchando por los derechos civiles, la cinta aclara
que Sol no es racista ni clasista, simplemente no le interesan los demás. La
cinta presenta sutilmente a personajes homosexuales: el hampón Rodríguez viste
de manera exquisita y exuberante; uno de los ladrones a los que acude Jesús se
entretiene viendo y acariciando las fotos de luchadores semidesnudos. La
prostituta negra que es amante de Jesús acude con Sol para pedirle más dinero
por una cadena de oro por lo que se le ofrece, desnudando su pecho, sin saber
que sufrirá el rechazo del hombre ya que le recuerda las humillaciones que
vivió su propia mujer a manos de los nazis, de lo cual fue testigo. Como
curiosidad, la actriz que interpreta a la abuela de Jesús es nada menos que
Eusebia Cosme, quien poco después sería la Mamá Dolores en la segunda versión
de El derecho de nacer (1966, Davison).
La efímera Thelma Oliver (1939) quien ahora se llama Krishna Kaur Khelsa, como instructora de yoga
La
cinta se filmó a finales de 1963 y se presentó en el Festival de Berlín en 1964,
donde Steiger obtuvo el León de Plata como mejor actor y Lumet un reconocimiento
de la crítica. No obstante, tuvo problemas para su exhibición que sería hasta
abril de 1965 debido a que muestra escenas de desnudos femeninos, todavía no
comunes en el cine norteamericano. La cinta tuvo gran éxito de público y fue la
primera taquillera de Lumet, además de ganarle una nominación al Óscar a
Steiger, quien así alcanzó una reputación estelar. La crítica se dividió entre
alabanzas y reprobaciones. Hubo quienes la vieron como una explotación de un
tema delicado, así como copia de las formas narrativas que habían surgido en
Europa. Alguno le llamo “Harlem, mon amour”, haciendo referencia a las cintas
de Resnais Hiroshima, mon amour (1959), por el uso de una edición que
ofrece pequeños cortes para trasladar al pasado, o su documental Noche y
niebla (1955) acerca de los campos de concentración. Los años ofrecen la
justa medida: El prestamista es una cinta superior dentro de la obra de
Sidney Lumet.
El maestro Sidney Lumet (1924 - 2011)