lunes, 7 de agosto de 2023

EL ABOGADO (1933) - WILLIAM WYLER

 

EL ABOGADO
(Counsellor at Law)
1933. William Wyler.

         Basada en una exitosa obra teatral de Elmer Rice, quien la había producido y dirigido en Broadway en la temporada de 1931, con el gran Paul Muni, en el rol de George Simon, que en la película interpreta John Barrymore, para que disfrutemos del retrato perfecto de un abogado que vive una doble moral: defiende casos de personas culpables a las cuales puede liberar de la cárcel, aprovecha las informaciones confidenciales para sacar ventajas económicas en las bolsas de valores, tiene contactos en las altas esferas políticas, pero, en contraparte, no olvida su origen humilde, ayuda a quienes conoció desde que era un pobre chico de barrio bajo, emplea o busca empleo para personas a las cuales ha evitado la prisión. El conflicto de la trama surge cuando otro abogado, enemigo suyo, investiga un viejo caso donde George ha utilizado una falsa coartada para defender a un posible criminal. Si se demuestra, George podría ser expulsado de la barra de abogados.

         La película, filmada antes de la imposición del código de moralidad para el cine, se permite audacias que más tarde no podrían haber sido presentadas. La más evidente es la falta de castigo para criminales abiertamente culpables. Luego están las acciones particulares: una mujer que ha asesinado a su marido y es absuelta, la manipulación de un testamento para conseguir una herencia, la falsa coartada que provocará la ansiedad del abogado. Por otro lado, Cora (Daisy Kenyon), la esposa de George, altiva y casquivana, de la cual nos enteramos que ha estado casada previamente y tiene dos hijos preadolescentes de su anterior matrimonio, coquetea abiertamente con un amigo del marido para luego zarpar hacia Europa, en un viaje al cual George no puede acompañarla, pero al lado de este futuro amante. La personalidad de este personaje femenino se encuentra descrito por la manera en que trata a su suegra cuando ambas se encuentran en la oficina de George. El trato es cortés, pero frío. Tal parece que las mujeres son más bien conocidas que parte de una familia. Igualmente, los hijos de Cora, hombre y mujer, tienen aires de grandeza, ven con desprecio a los empleados de su padrastro, como imágenes exactas (y consecuencia) de la actitud de su madre.

         Hay un personaje incidental que primero conocemos por referencia: Harry (Vincent Sherman, quien sería director de excelencia con el tiempo), cuyas ideas comunistas han provocado que sea golpeado y encarcelado. Su madre, vieja conocida de George desde que era pequeño, va a pedirle ayuda. George lo saca de la cárcel. Más adelante, la mujer y su hijo van a ver a George. Mientras hacen antesala, Harry escucha a los hijastros presuntuosos de George, mientras se burlan de un mensajero de la oficina. Harry se levanta y los mira con odio, provocando su temor. Al enfrentar a George, quien le pide que olvide sus ideas y trabaje para salir adelante como ha sido su experiencia, Harry defiende su ideología, acusa a George de haber alcanzado su puesto gracias a abusar de los demás. Este curioso personaje comunista no hubiera podido ser presentado más adelante en el cine norteamericano. Aunque, finalmente muere como resultado de la golpiza que había recibido, Harry es un personaje orgulloso de su pensamiento, antagonista del modo de ser de George, como voz de su conciencia.

         William Wyler tenía una larga carrera dentro del cine silente, pero con el sonido fue perfeccionando su técnica. Se nota su virtuosismo en los encuadres y el cuidado en que presenta a sus personajes. El ritmo es vertiginoso. Los diálogos prácticamente se traslapan por la rapidez de respuesta entre los diálogos de los personajes y la cinta nunca cesa de tener movimiento (interior y real). Viene a ser un antecedente del estilo que Hawks impuso en “La fiera de mi niña” (1938, Bringing Up Baby) y “Luna nueva” (1940, His Girl Friday). Además, el reparto es espléndido. Y más impresionante es que toda la acción sucede en las amplias oficinas de la firma legal, en uno de los pisos altos del Empire State (por supuesto, reproducidas en estudio). John Barrymore ofrece una actuación precisa que anuncia la que vendrá al año siguiente en “Esclavos de la farsa” (1934, Twentieth Century), precisamente de Hawks, aunque en tono de comedia. La secretaria del abogado, Rexy (Bebe Daniels), imposiblemente enamorada de su jefe, es un rol ingrato, siempre el maltrato, pero clave en la redención final de un hombre que descubre el engaño de su esposa, piensa en el suicidio, pero se da cuenta, que su vida es el trabajo y estar en acción constante. La rubia Isabel Jewell, quien tendría una larga carrera en roles secundarios, resulta fenomenal como la telefonista Bessie por la rapidez de sus diálogos, los cambios de tono, la alternancia de atención al teléfono y a las personas que se le acercan.

         El maestro Wyler usualmente tendría tramas de amores imposibles. En este caso, se muestra esa tendencia: George tiene un matrimonio infeliz, donde su mujer aprovecha el estatus social y económico, pero lo desecha ante la amenaza de una caída laboral; por otro lado, el amor de la secretaria hacia el jefe nunca será correspondido, a pesar de sus ilusiones (como Mesala hacia Ben Hur o Cathy hacia Heathcliff). Y el famoso “academicismo” que tanto se le criticaba, como expresión de frialdad, se manifiesta como una mano segura a la hora de narrar. La película nunca decae y la atención del espectador no se desvía: todo es interesante y tan rápido, que no puede perder trama.

         Sin embargo, para quienes somos aficionados devotos del cine, adoradores de las presencias inmortales, nos quedamos con un reto que ya jamás podrá resolverse: ¿cómo hubiera sido la actuación de Paul Muni en el rol principal? Quienes pudieron verlo en la escena, bastante aclamada por la crítica, en ese Broadway de 1931 a 1933 tuvieron un privilegio que los cinéfilos jamás podremos descubrir, solamente imaginar. (Paul Muni no quiso repetir su rol en cine porque no quería encasillarse; además, tenía contrato con la Warner Bros, y esta fue una producción de la Universal).

PAUL MUNI en la portada del programa de "Counsellor at Law" en su representación teatral en Broadway, estrenada en la temporada 1931-32.

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