MARCADOS POR UN DESTINO
(Something Wild)
1961. Dir. Jack Garfein.
La
estudiante Mary Ann (Carroll Baker) baja las escaleras del Metro elevado para
cruzar un parque y llegar a su casa en el Bronx, en Nueva York. De repente,
unos brazos la atrapan y la meten entre la maleza para tumbarla al suelo. Un
extraño la viola brutalmente y, al terminar, la deja como basura, como algo que
se desecha luego de usarse. La joven se recompone como puede, toma sus cosas,
va a su casa y ante el saludo de su madre, solamente responde y se mete a su
cuarto. Se da un baño, corta en pedacitos el vestido que llevaba para irlos tirando
en el inodoro que va descargando hasta terminar. Al día siguiente, sale con sus
libros y se sienta en una banca del parque. Se levanta, los deja atrás y se
dirige hacia Manhattan donde alquila una pequeñísima habitación en un barrio
bajo, busca y encuentra empleo en una tienda departamental. Su silencio hace
que sus compañeras de trabajo se burlen de ella. Cierto día se siente mal y
sale hacia su cuarto donde pasa unos días enferma. Decide salir y camina sin
rumbo: al llegar al puente de Brooklyn, intenta tirarse, pero la detiene un
hombre, Mike (Ralph Meeker), quien la acompaña hasta que pasan por donde vive y
le ofrece que entre a descansar. Aunque ella está temerosa, el hombre le da
confianza. La trata bien, pero luego la encierra. Al volver alcoholizado,
intenta abrazarla, pero ella lo tumba y le golpea con su zapato en el rostro (hecho
que le hará perder un ojo). Así pasan unos días. Ante el rechazo de Mary Ann,
el hombre decide liberarla. Mary Ann retoma la calle, camina, duerme en un
parque, y al día siguiente decide retornar con Mike. Pasan los meses y la chica
le escribe a su madre quien va a visitarla. Mary Ann le presenta a Mike como su
esposo y le anuncia que tendrá un bebé. La madre no puede creer que ha perdido
a su hija, de la cual mantenía una imagen de niña; sin embargo, se resigna.
La
anterior sinopsis cuenta a grandes rasgos lo que sucede con la protagonista. Basada
en una novela de 1958 por Alex Karmel, vino a ser el segundo (y último)
largometraje de su realizador Jack Garfein (uno de los directores clave del Actor’s
Studio, además de esposo, en ese tiempo, de la actriz Baker). Mary Ann, de
ser una adolescente regular, se convierte en mujer de la noche a la mañana, a
la cual la violencia la ha convertido en ser temeroso, siempre en guardia,
desconfiada de cualquier persona que se le acerque o desee ser cortés con ella.
Por eso, su rechazo ante el desparpajo de su compañera de trabajo o la falta de
acercamiento hacia su prostituida vecina de departamento quien le insinúa que
se dedique a vivir de los hombres. Mary Ann, además de haber escuchado a su
madre decir que el vecindario se ha vulgarizado con sus nuevos habitantes,
sucios y sin buenos modales, ahora lo siente con el mundo que le rodea. El
calor extremo del verano neoyorquino y su salud que se deteriora, la hacen
caminar por calles donde solamente aparece la miseria. No queda más que tirarse
al vacío y terminar con todo.
La
aparición del mecánico Mike, quien primero no la deja sola porque teme que
quiera volver a intentar el suicidio, viene a representar el primer
acercamiento desinteresado en esta etapa de su vida. Desconfiada inicialmente, acepta
que el hombre le invite a pasar a su cuartucho en el piso subterráneo de un
edificio. Le ofrece que descanse, mientras él se irá a trabajar. Al irse, Mary
Ann corre hacia la puerta y se da cuenta de que está abierta. Eso le permite
serenarse y quedar dormida. Al despertar, Mike le ha preparado la cena. Luego
vuelve a irse, pero la deja encerrada: ahí es donde las cosas cambian. Pasarán
los días, Mary Ann irá descubriendo otros aspectos de Mike. Cuando le reclama
el motivo de que la tenga prisionera, el hombre le responde que es su última
oportunidad. Todos los incidentes alrededor de este tiempo, harán que Mary Ann
reflexione y busque la manera de arreglar su situación. Se dará cuenta de que
no tiene otro camino para seguir adelante. Vuelve con Mike para comenzar otra
etapa en su vida, a ver si es también su propia última oportunidad para dejar
atrás el pasado. Cuando la madre llega a visitarla se pregunta “¿qué ha
pasado?”. Luego de meses sin saber de ella, su hija es ahora una mujer casada,
esperando un bebé. El espectador también se pregunta lo mismo: ¿qué es lo que
pasa inesperadamente en nuestras vidas para que todo cambie?
Filmada
en un contrastante blanco y negro por el genial Eugen Shuftan (a quien le
debemos cintas de Pabst, Ophüls y Carné, entre muchos otros), además de
créditos creados por el inmortal Saul Bass (donde utiliza rascacielos y
edificios de Nueva York para que sus líneas nos den ideas de cárcel y
represión), estamos ante una cinta naturalista, típica de las inquietudes que
los jóvenes cineastas mostraban en sus películas intentando terminar con los
estereotipos de Hollywood, aunque no completamente. Los recorridos de la
protagonista son filmados en locaciones de la ciudad, pero todas las escenas de
encierro ocurren en estudio, con un realismo impresionante. La cinta puede ser
muy discutible en nuestros tiempos: la salud mental de Mary Ann se logra
gracias al encuentro de un hombre que la amará, debido a las pruebas de
atención y cuidado que le ha mostrado. Se muestra un proceso de sanación acorde
con las ideas preestablecidas, muy alejadas de los traumas difíciles de
sobrellevar que ahora conforman a la realidad de las mujeres que viven esa
terrible experiencia. Tal parece que el personaje de Mike intuye el quebranto
interno de Mary Ann, por lo que nace su sentido protector. Luego, el
alcoholismo y la soledad de Mike terminarán por conmover a la muchacha.
La
edición en DVD de Criterion Collection, aparte brinda una entrevista con
el académico Foster Hirsch acerca de los antecedentes y trascendencia del Actor’s
Studio, así como una clase maestra del propio Jack Garfein, filmada en
dicha institución. Una entrevista en audio con la actriz Carroll Baker y una
conversación de la crítica Kim Morgan con el director Garfein, complementan los
extras. La copia de la cinta es impecable, lo mismo que el sonido. Y ofrece
subtítulos en inglés, que son opcionales. En el reparto se encuentran actores y
actrices sensacionales, legendarios del Hollywood de antaño (Martin Kosleck o
Mildred Dunnock) y de la televisión (Jean Stapleton o Doris Roberts). Claro que
la presencia y fuerza del atractivo Ralph Meeker, quien fuera el creador del
personaje, en el escenario, que luego William Holden interpretaría en el cine
en Picnic (1955, Logan), contrasta con la belleza y juventud de Carroll
Baker, la cual buscaba liberarse del personaje sexual que había creado en Muñeca
de carne (1956, Kazan).
Carroll
Baker nació el 28 de mayo de 1931 en un pueblo de Pennsylvania y siempre quiso
ser actriz. Trabajaba en una fábrica cuando decidió dejar todo e irse a Nueva
York. Audicionó para el Actor’s Studio y fue seleccionada de inmediato. Contratada
por la Warner Bros. para Muñeca de carne (1956, Kazan), donde
interpretaba a la núbil esposa de un hombre que debía esperar a que creciera
para hacerla suya, que le trajo una nominación al Óscar, además de muchos
escándalos. Aunque quisieron mantenerla en el estereotipo de personajes
sexuales, ella prefirió rechazar papeles que la limitaron mucho e hicieron que
el propio estudio la boicoteara. Gigante (Stevens, 1956), Horizontes de
grandeza (Wyler, 1958), La conquista del oeste (Hathaway, 1962), No soy para ti
(Lang, 1959), están entre sus cintas ya clásicas. Sin embargo, el personaje
con alta carga sexual no la abandonó. En 1964 filma Los insaciables (Dmytryk)
y al año siguiente Harlow, la rubia platino (Douglas), que la
convencieron de que ese sería el nicho que debía de explotar. Sin embargo, lo
hizo en Europa, en Italia filmó muchas cintas con temática sexual (Orgasmo,
Tan dulce tan perversa, Paranoia, El dulce cuerpo de Deborah) entre muchas
otras. El tiempo pasó, la belleza corporal terminó, y siguieron muchos papeles
secundarios tanto en cine como televisión. Acaba de cumplir 90 años y es, como
tantas otras personalidades, dignas de recordarse.
Carroll Baker, sensual, en una pose para la revista Playboy.